Buques regasificadores: reclamaron seguridad
Entidades ambientalistas plantearon sus inquietudes ante el titular de la Auditoría General de la Nación (AGN), Leandro Despouy, por los peligros latentes.
Representantes de diversas organizaciones no gubernamentales bonaerenses plantearon ante el presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN), Leandro Despouy, las peligrosas consecuencias que, a su entender, podría generar en la población aledaña el funcionamiento de los buques regasificadores amarrados en los puertos de Bahía Blanca y Escobar.
A su entender, la localización de los buques “Express”, en el puerto de Ingeniero White, y “Exemplar”, en el río Paraná de las Palmas, es incorrecta.
Como principal argumento, de acuerdo con la agencia de noticias Nova, se explicó que, según las normas internacionales, este tipo de instalaciones deben realizarse mar adentro, mientras que el “Exemplar” de Escobar se encuentra a más de 200 kilómetros de alta mar, lo cual vuelve virtualmente imposible concretar una zarpada de emergencia.
Las organizaciones subrayaron la gran preocupación por el peligro al que se encuentra expuesta de manera permanente la vida de millones de personas, en un radio de 50 kilómetros a la redonda.
Dicha situación se presenta, en el caso de Escobar, desde que los buques metaneros ingresan en el Río de la Plata, mientras que para Bahía Blanca las consecuencias se intensificarían si alcanzan a las sustancias inflamables almacenadas en el Polo Petroquímico, cercano a la terminal portuaria.
El amplio marco jurídico vulnerado por los distintos órganos de aplicación fue destacado, especialmente, en las irregularidades de la Secretaría de Energía y en las omisiones del debido proceso de evaluación de impacto ambiental, que exige la participación ciudadana a través de la convocatoria a audiencias públicas acorde lo establece la denominada ley General del Ambiente.
Cada vez más gas
Durante este invierno, el regasificador “Express” operó al límite de sus posibilidades para paliar con gas importado el déficit energético que evidencia el país.
Desde el inicio de este tipo de operaciones, en 2008, el arribo de cargas de gas natural licuado (GNL), salvo en 2012, no ha hecho más que crecer, pese al carácter provisorio que se le confirió al sitio de amarre ubicado en el área de Cangrejales, entre Ingeniero White y Galván.
La situación ya había sido admitida tiempo atrás por allegados a Enarsa, quienes reconocieron por entonces que las terminales de regasificación de Bahía Blanca y Escobar operaban casi al máximo de sus posibilidades.
Pero a esta cuestión numérica de oferta y demanda debe agregarse otra, no menos importante para los bahienses, la que involucra a las condiciones de seguridad del proceso que supone el paso a estado gaseoso del gas licuado importado en buques y su inyección a los gasoductos que se dirigen a la ciudad de Buenos Aires.
En tal sentido, aún continúan vigentes las declaraciones formuladas meses atrás a este diario por el ingeniero Emilio Apud, exsecretario de Energía de la Nación, quien mencionó que las instalaciones de gas natural licuado (GNL) ubicadas en Bahía Blanca y Escobar no son aceptadas por muchas compañías del exterior al no reunir las condiciones de seguridad establecidas en las normas internacionales.
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