viernes, 5 de septiembre de 2014

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La negligencia de un buque químico pudo causar una gran explosión en el Port
La fuga en el tanque de residuos del 'Cape Bon', pudo terminar en una deflagración y contaminación por vertidos

Tarragona pudo haber sufrido una catástrofe de grandes dimensiones hace una semana por culpa de la imprudencia del capitán del buque químico Cape Bon. Este barco descargó casi 30.000 toneladas de nafta, un derivado del petróleo que se utiliza básicamente como disolvente industrial.

La descarga, en las instalaciones petroquímicas, se hizo sin problemas. Sin embargo, tras vaciar sus doce tanques de esta sustancia altamente inflamable, la normativa internacional obliga a la empresa receptora a asumir aquellos residuos almacenados en depósitos especiales (llamados en inglés Slops) del barco donde pueda quedar combustible (gasóleo, gasolina, nafta...) mezclada con agua de mar.

En esta segunda operación, el capitán del buque químico, con bandera de las Islas Marshall, puso trabas para efectuar la maniobra que hicieron levantar sospechas a la petrolera receptora de la nafta. Y ésta, por iniciativa propia, ordenó al capitán del buque que saliera inmediatamente del puerto.

Con todo, Capitanía Marítima –ente con autorización para la entrada y salida de los barcos junto con la Autoritat Portuària de Tarragona– pidió explicaciones a las dos partes sobre esta descarga anulada de los residuos. Obligaron al capitán a defenderse por escrito del porqué no vaciaba los tanques y a la petrolera de porqué había ordenado la salida del barco del muelle sin tener autoridad.

Según se supo después, uno de los tanques de residuos tenía una pérdida por culpa de una soldadura rota que conectaba con uno de los tanques de lastre del carguero, que sirven para estabilizar la nave cuando está en alta mar.

La irregularidad, considerada falta grave, pudo provocar un accidente en el Port de Tarragona y las zonas urbanas más próximas. La falta de estanqueidad del tanque de residuos estuvo expuesta durante la descarga de la nafta y durante las maniobras de entrada y salida.

Por ello, Capitanía Marítima ha impuesto una sanción de 30.000 euros a la compañía propietaria del buque y lo detuvo hasta subsanar la avería lejos de la zona portuaria. Paralelamente, hubo reprimenda a la empresa petroquímica que compró la nafta por asumir competencias de navegación que no le corresponden. En este segundo caso no se espera sanción económica.

Este martes, una vez sellada la fuga en el Cape Bon, Capitanía Marítima autorizó al carguero químico a que entrase de nuevo en el puerto y vaciara más de 1.000 metros cúbicos de residuos altamente explosivos. Luego podía marcharse rumbo a Turquía, su nuevo destino.

Fuentes de Capitanía Marítima apuntan que además del riesgo de deflagración, el Port estuvo expuesto también a una contaminación por vertido. Por suerte, el Cape Bon ya está lejos de Tarragona y la nafta y sus residuos a buen recaudo.

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