viernes, 5 de septiembre de 2014

No vieron las bollas...

Abordan un barco a la deriva en Benidorm porque sus tripulantes estaban manteniendo sexo
Los socorristas abordan una embarcación a la deriva que invade la zona de baño de la playa de Levante porque sus tripulantes estaban practicando sexo

Las altas temperaturas, la proximidad del mar y la posibilidad de darle gusto al cuerpo en lugares poco dados al fornicio conforman un conjunto de elementos que llevan camino de emparejarse inevitablemente en según qué individuos de nuestra especie. Estos son los algunos ejemplos de esa pasión desatada en nuestras playas.

Si no las contaran los periódicos parecerían leyendas urbanas difíciles de creer. La inesperada invasión de un barco de gran tamaño en Benidorm que se precipita fuera de control sobre el área reservada a bañistas porque sus tripulantes tienen las manos agarradas a cualquier cosa menos al timón, se suma a otras anécdotas veraniegas más o menos recientes en las que el sexo y la playa constituyen los principales protagonistas. Lo que a estas narraciones les da verosimilitud es la presencia de testigos que, además, dejan por escrito la descripción de la escena, seguramente para sonrojo de sus protagonistas. Quienes presenciaron los hechos anteriormente citados aseguran que la persona que debía estar al timón del barco de 15 metros que arrolló la zona de hinchables de la playa de Levante de Benidorm, el patrón de la embarcación, en suma, estaba «empalmado», como si el estado de su pene o el pene mismo hubieran sido capaces de evitar los efectos de esa pasión a la deriva que se cocía en los camarotes de la embarcación. Se trata de un pene y no del ancla, por tanto.

El caso es que las altas temperaturas, la proximidad del mar y la posibilidad de darle gusto al cuerpo en lugares poco dados al fornicio conforman un conjunto de elementos que llevan camino de emparejarse inevitablemente en según qué individuos de nuestra especie. El pasado 8 de julio, las fotografías de un chico y una chica practicando sexo al amanecer en la plataforma de una playa de Xàbia se reprodujeron casi de modo viral por las redes sociales. Las difundió la página de Facebook «Ajuntamiento de Xàbia», que incluye contenidos paródicos. En este caso, aprovechó las fotos para hacer rechifla de lo que da de sí la plataforma. Las imágenes se tomaron al despuntar el día. En este periódico lo contamos así: «El amanecer en una playa suele ser muy romántico; esta vez la cosa fue un poco más allá. La pareja, cuando la playa estaba desierta, nadó hasta la plataforma y allí practicó sexo. No es, desde luego, un lugar muy discreto. Pero a esas horas sólo quedan jóvenes que han estado toda la noche de fiesta y, como mucho, pasa por allí algún deportista muy madrugador. La plataforma está a tiro de piedra de la orilla de la playa y alguien, incluso con un teléfono móvil, pilló 'in fraganti' a los fogosos amantes. No es, sin embargo, la primera vez que una pareja practica sexo en la plataforma. Vecinos de la zona comentaron que otros veranos, sobre todo de noche, hay jóvenes que llegan a nado a la plataforma para vivir, en un lugar desde luego poco convencional, un momento muy apasionado.

Benidorm X

Pero la palma de este tipo de noticias se la lleva la publicada por INFORMACIÓN el 15 de agosto de 2001, cuando, también en Benidorm, una patrulla sorprendió a cinco turistas haciendo una orgía en la playa y les descubrió acabándola en el furgón policial. No se queden demasiado estupefactos por lo que van a leer a continuación:

Las noches locas de Benidorm ya tienen otro motivo para acrecentar su fama. En plena Playa de Levante y ante unas 200 personas, la Policía Local sorprendió a cinco turistas en mitad de una orgía. Los agentes, que acudieron al lugar alertados por un vecino que creyó ver una violación, se encontraron con una escena digna de una película X. Metieron a los «actores» en el furgón y descubrieron, al llegar a Comisaría, que la fiesta continuaba dentro del vehículo policial.

Los hechos se produjeron días atrás, alrededor de las tres y media de la madrugada. Advertidos por un ciudadano de que un grupo de hombres estaba violando a una mujer en la Playa de Levante, cuatro agentes de la Policía Local se presentaron en el lugar donde presumiblemente ocurría el delito.

Alertados de la posible violación, los policías desenfundaron sus armas. Hasta que descubrieron la realidad. El parte policial, una joya literaria fruto probablemente del estupor de los agentes, narra que «personados en el lugar [Playa de Levante, a la altura de la calle Mallorca, zona inglesa], se comprueba la congregación de unas 200 personas que vitoreaban a otro grupo de cinco personas, una señorita y cuatro hombres, de los cuales tres penetraban a la señorita por diferentes lugares (anal, vaginal y bucal), mientras el otro joven se masturbaba a la espera de entrar en acción, a la vez que los filmaban y fotografiaban los allí congregados». «Que se pudo constatar que los gritos proferidos por la mujer no eran en demanda de auxilio o socorro, sino producto de su gran excitación».

Los actores de esta película de dos rombos resultaron ser C.S., británica, 31 años; S.C., británico, novio de la anterior, 40 años («penetración vaginal», concreta el parte policial); F.R., francés, 22 años («penetración anal»); P.B., suizo, 32 años («penetración bucal»); y F.S.Y., suizo, 26 años. Y sobre este último, la policía precisa: «en espera y masturbándose».

Detenida provisionalmente la acción del filme, la Policía ofreció al público presente la posibilidad de presentar denuncia por delito de exhibicionismo, pero nadie pareció interesado. Comprobado que no había menores y a la vista de que los protagonistas de la orgía carecían de documentación, los agentes deciden trasladarles a la Comisaría en el furgón policial. Al mismo tiempo, tal como recoge el informe de los agentes, «a los implicados se les indica la prohibición de realizar este tipo de acto en público, al objeto de no herir la sensibilidad de otras personas». Como quiera que ninguno de las 200 congregados que vitoreaban la escena pareció dar muestras de una sensibilidad herida, la patrulla trasladó a los cinco a Comisaría.

Pero lo mejor estaba por llegar. El efectivo de la Policía Local, acostumbrado a ver escenas de menor tono en la playa, no pudo disimular su sorpresa cuando llegó a la central del Cuerpo Nacional de Policía. Así lo narra el agente en su informe: «Que al llegar a las dependencias policiales y abrir las puertas del furgón, pudo observarse cómo la joven reseñada se estaba calzando al último de los reseñados, dando así por finalizada su brillante actuación». Final feliz.

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