El naval gallego sigue a la cola de España y es el único en el que fracasa el «tax lease»
La cartera de pedidos de los astilleros españoles suma 44 buques, de los que solo seis se construyen en Galicia
La crisis del naval no ha terminado con la aprobación
del nuevo tax lease. Al menos no para Galicia. Así lo confirma el
informe trimestral de la Gerencia del Sector Naval, un organismo
dependiente del Ministerio de Industria, que cifra la cartera de pedidos
de los astilleros españoles en 44 buques hasta abril del 2015. No es
una carga de trabajo muy abultada, si se compara con registros
anteriores, aunque constata un repunte de actividad en España, que se
empezó ya a percibir en el último trimestre del 2014.
Pero en la comunidad las cosas van más lentas. Tanto,
que los astilleros gallegos se sitúan a la cola de España con solo 6
buques de los 44 contratados. Según la Gerencia del Naval, los seis
encargos se reparten entre los astilleros Barreras, Navantia, Freire,
Cardama y Armón Vigo.
México se mantiene como el principal país armador,
gracias a los encargos de Pemex que, sin embargo, no están dando de sí
todo lo anunciado. De hecho, aunque la construcción de los dos floteles
-en Barreras y Navantia- avanza al ritmo esperado, siguen sin aparecer
los otros barcos anunciados por la petrolera para el astillero vigués de
su propiedad (hasta cinco unidades). Tampoco figura el atunero
encargado por el armador Procesa, también mexicano, cuyo contrato está
firmado, tal y como comunicó Pemex hace ya más de un año.
Europa, tradicional fuente de carga de trabajo para
los astilleros gallegos, mantiene su apuesta por el sector, aunque en
una proporción más reducida, con pedidos para Dinamarca o Noruega.
Solo Astilleros Cardama se ha aventurado en el continente africano y ha hecho de Angola uno de sus mejores clientes.
Dominio vasco
Según el informe del Ministerio de Industria, la
comunidad gallega figura al frente del sector naval español si se
atiende al tamaño de los buques, pero si se toma como criterio el número
de unidades contratadas la situación es muy diferente. Ahí se sitúa en
cabeza el País Vasco, cuyos astilleros acaparan el 46 % de los pedidos,
con Balenciaga y Zamacona al frente, liderando el sector de las
embarcaciones especializadas para la industria del petróleo, con una
cartera de clientes dominada por armadores británicos y noruegos.
En todo caso, el informe de la Gerencia del Naval
permite hacer una lectura menos pesimista para la comunidad, y es que
Galicia, con su 33 % escaso de peso en el sector nacional se sitúa otra
vez por delante de Asturias (que absorbe el 22 % de los pedidos).
Galicia llegó a acaparar la mitad de los contratos
navales que se firmaron en España en el quinquenio fantástico
(2005-2010). Ese récord queda lejos. Dice el sector que será difícil de
batir, entre otras cosas porque desde entonces algún astillero se ha
quedado por el camino.
¿Por qué le cuesta tanto salir adelante al naval
gallego? Además de la pérdida masiva de puestos de trabajo (más de
5.000, según estimaciones de la industria auxiliar) y la fuga de mano de
obra cualificada a países como Holanda, Noruega o Alemania, la crisis
que ha atravesado el sector entre los años 2011 y 2014 tiene otras
consecuencias, que afectan a la propia estructura empresarial.
Pemex y Sam Pa
La primera es el cambio de manos de las grandes
firmas. Una tendencia que inauguró la compra de Hijos de J. Barreras por
parte de PMI, filial de Pemex, en noviembre del 2013, cuando el
astillero que preside José García Costas estaba recién salido del
concurso de acreedores, sin carga de trabajo y con un pie en el abismo.
Llegó Pemex, y el astillero volvió a la actividad,
aunque con un único contrato: el flotel. Todos los anuncios de nuevos
pedidos -hasta cinco- se han quedado en nada. La multinacional que
preside Emilio Lozoya no ha vuelto a aparecer por el astillero y los
recortes de inversión consecuencia del estado deficitario de las cuentas
de la compañía hacen que cada vez surjan más dudas sobre las
intenciones de Pemex respecto a su astillero, sobre todo acerca de la
puesta en venta de los dos floteles que está construyendo en Galicia.
Otra operación poco clara en sus objetivos es la
compra del 33 % del grupo gallego Rodman por la petrolera China
Sonangol. La multinacional que preside el magnate Sam Pa ha contratado
la construcción de 50 embarcaciones de pequeño calado, pero ha anunciado
un importante volumen de nuevos pedidos, que tampoco han aparecido.
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