El fracking puede afectar la calidad del aire y perjudicar la salud humana
En una investigación se ha llegado a la conclusión de que la
fracturación hidráulica (la técnica conocida popularmente como fracking y
usada para extracción de petróleo o gas natural de sitios donde no es
viable hacerlo con métodos convencionales) emite sustancias
contaminantes del tipo de las conocidas globalmente como hidrocarburos
aromáticos policíclicos, incluyendo algunas que están vinculadas con un
riesgo mayor de cáncer y enfermedades respiratorias.
“La contaminación del aire debido a las operaciones de fracking
podría suponer un peligro infravalorado para la salud de las personas
que viven cerca de donde se realizan”, sentencia Kim Anderson, coautora
del estudio y química medioambiental de la Universidad Estatal de Oregón
en Corvallis, Estados Unidos.
Los resultados del estudio se han publicado en la revista académica
Environmental Science & Technology, de la ACS (American Chemical
Society, o Sociedad Química Estadounidense), fundada en 1876, y que hoy
cuenta con más de 160.000 miembros.
Este estudio forma parte de una investigación mayor, dirigida por la
propia Anderson, así como por las científicas Erin Haynes, de la
Universidad de Cincinnati, Blair Paulik, de la Universidad Estatal de
Oregón, y Laurel Kincl, del Centro de Ciencias de la Salud
Medioambiental adscrito a la última universidad, todas estas
instituciones en Estados Unidos.
El equipo de investigación recogió muestras de aire de lugares
próximos a pozos activos de extracción de gas natural en el condado de
Carroll, del estado de Ohio, a lo largo de un período de tres semanas,
el pasado mes de febrero. El condado de Carroll se encuentra sobre una
veta profunda rica en petróleo y gas. Ese condado, en buena parte de
vida rural, se ha convertido en un punto caliente de prospección de gas
natural, con más de un pozo activo por milla cuadrada.
El estudio se inició cuando un grupo de ciudadanos acudieron a
Haynes, experta en salud pública, queriendo saber más sobre los riesgos
para la salud de la extracción del gas natural mediante fracking.
Haynes entró en contacto con Anderson y Kincl, y juntas diseñaron el
estudio para que incluyese la participación ciudadana. El equipo de
investigación colocó aparatos de toma de muestras de aire en las
propiedades de 23 voluntarios que viven o trabajan en lugares que se
hallan desde justo al lado de un pozo de gas hasta a un poco más de 5
kilómetros (3 millas) de distancia.
A juzgar por las mediciones hechas a partir de las muestras de aire
recogidas, las personas que viven o trabajan cerca de pozos activos de
gas natural podrían estar expuestas a ciertos contaminantes en niveles
más altos que lo que la Agencia de Protección Medioambiental
estadounidense (EPA) considera seguro para una exposición durante toda
la vida.
Destacan los altos niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos a
lo largo del área de estudio. Los niveles alcanzaban el máximo cerca de
los pozos y disminuían en aproximadamente un 30 por ciento con la
distancia máxima examinada.
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