lunes, 25 de agosto de 2014

Mala imagen y mal final

Hipotecados por los barcos
Los expertos reconocen el coste y las molestias que supone tener docenas de navíos en proceso de abandono, envejeciendo en sus instalaciones
La crisis dispara el abandono de embarcaciones en los puertos deportivos gaditanos

Son barcos abandonados o arrumbados de la mano de inclemencias meteorológicas y el paso del tiempo por sus propietarios, en la mayoría de ocasiones por culpa de la crisis.

No hay datos contundentes ni cifras oficiales, -en los puertos gaditanos apenas se habla de unos cientos de unidades-, pero el problema ha empezado a convertirse ya en un asunto muy delicado para las gerencias de los puertos deportivos, que deben asumir los gastos y el riesgo de la presencia de barcos fantasma en sus instalaciones.

Hace apenas dos semanas se produjo una subasta de embarcaciones sin dueño reconocido, que habían pasado a propiedad de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía. Esa docena de embarcaciones habían sido abandonadas por sus dueños en el puerto de Chipiona, tras años sin hacer frente a los gastos de amarre y servicios que conllevan. En 2012 ya hubo un proceso similar, en aquella ocasión de 33 embarcaciones.

Todos estos barcos, lustrosos y lujosos hace sólo unos años, se encontraban en un pésimo estado de conservación, no reunían las condiciones mínimas de seguridad para navegar, y llevaban más de seis meses ocupando espacio portuario sin pagar las correspondientes tasas y sin que nadie se hiciera cargo de ellos.

La mayoría de esos navíos, algunos veleros de varios metros de eslora y mucha enjundia, se adjudicaron por un precio inferior al del mercado en segunda subasta; cuatro fueron adquiridos por una empresa alicantina especializada en la compra-venta de material de segunda mano, y en especial gangas, que tras una reparación y un lavado de cara, los ha vuelto a poner a la venta para sacarles beneficios.

Estas subastas serán cada vez más habituales en la provincia de Cádiz, toda vez que sobre todo en los puertos gestionados por la Agencia Pública de Puertos de Andalucía en la provincia, se alerta de que hay cada vez más casos de barcos abandonados a su suerte en los distintos pantalanes. Desde los puertos gestionados por clubes náuticos y entidades privadas la situación es similar, aunque se matiza que en la mayoría de ocasiones se intenta contactar con los propietarios de las embarcaciones, para tratar de que salden su deuda y lleven a varadero la embarcación. «Nosotros no actuamos si un barco lleva tres meses sin pagar el amarre como hace la gestión pública», exponen desde el Club Náutico Sancti Petri.

En todos los puertos gaditanos se nota cómo la crisis hace que haya menos movimiento diario de embarcaciones. Llenar el tanque para salir a navegar es costoso, y muchos propietarios mantienen a duras penas «la hipoteca» que supone tener un barco hoy en día.

Los responsables de Puerto Sherry en El Puerto o Puerto América, en Cádiz capital, alertan de que la situación puede empeorar, ya que la crisis ha llevado a muchos dueños de embarcaciones a no poder sufragar su mantenimiento, sus cuidados periódicos, e incluso el coste del atraque. Según las cifras que maneja el sector a nivel estatal, en los puertos deportivos españoles permanecen abandonadas unas 4.500 embarcaciones de más de 4,5 metros de eslora, cifra que superará las 10.000 unidades si se cuentan las de menor tamaño. «El abandono de embarcaciones es uno de los grandes problemas que tenemos en estos momentos en este país», aseguran desde la Federación Española de Asociaciones de Puertos Deportivos y Turísticos (FEAPDT).

Además, la flota náutica española de recreo envejece a pasos agigantados. Los expertos estiman que un barco tiene una vida útil de 25 años, y buena parte de los que están amarrados en Cádiz está llegando a esa edad. Con la merma económica y el paso del tiempo muchos se quedan a su suerte, amarrados en puertos deportivos y sin uso. Es entonces cuando se inicia el procedimiento judicial contra su dueño, y hay que buscarle salida a barcos viejos que en muchos casos acabarán convertidos en chatarra. 

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