lunes, 13 de enero de 2014

Adivináis quién lo va a pagar?

Alerta por la 'burbuja' del gas
El regulador advierte del déficit «estructural» del sector
Señalan la continua caída de la demanda y el mayor coste de infraestructuras infrautilizadas

El sistema gasista ha heredado gran parte de los males de su hermano eléctrico. La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha advertido esta semana del crecimiento vertical del déficit entre los ingresos y los costes regulados del sistema, que al cierre de este año se situará en 800 millones de euros. Esta cifra -que no incluye el aumento de peajes aprobado a última hora de 2013 por el Gobierno- duplica a la registrada el año anterior y es motivo suficiente para que por primera vez el regulador califique el agujero de «estructural».

La alerta del organismo presidido por José María Marín Quemada supone un toque de atención al Ministerio de Industria en vísperas de que éste presente una reforma del sector. El departamento dirigido por José Manuel Soria no se puede permitir otro patinazo como el dado en la reforma eléctrica, que no ha conseguido reducir por debajo de 3.600 millones el déficit tarifario del sector y ha conllevado nuevas subidas de la factura.

Un 32,7% menos

Bien es cierto que gran parte de los males gasistas son consecuencia directa de los desequilibrios eléctricos. Las centrales de gas para generación eléctrica -conocidas como ciclos combinados- han sido prácticamente excluidas del sistema por la mayor entrada de energías renovables y el mantenimiento subvencionado de otras fuentes como el carbón. Sólo en 2013, su demanda de gas ha sido de 56.945 gigavatios/hora, un 32,7% menos que el año anterior y un 60% inferior a la cifra registrada en 2007.

El menor consumo de estas centrales no ha sido compensado por la demanda convencional de hogares e industria, que ha crecido un 3,7% durante la crisis impulsada por la gasificación del país. En suma, la caída del consumo global de gas ha derivado en unos menores ingresos que no han ido acompañados por una contención de los costes, sino todo lo contrario.

El sector del gas también ha cometido sus propios excesos. La falta de previsión de la crisis conllevó la construcción de costosas infraestructuras que, hoy en día, están sumidas en una profunda infrautilización. El coste de inversión en gasoductos y regasificadoras, entre otros, se ha disparado más de un 30% en los últimos cincos años. A pesar de la moratoria aprobada en 2012, los costes del sistema ascenderán este año a 3.396 millones de euros, un 3,8% más que en 2013.

Niveles mínimos

Más cara y menos usada. Gran parte de la infraestructura construida en los años de bonanza está hoy por debajo de su nivel mínimo técnico de funcionamiento. Los informes del regulador apuntan a porcentajes de utilización de algunas regasificadoras como la de Barcelona o Cartagena que rondan el 20% de su capacidad. En total, cuatro de las siete instalaciones destinadas a convertir el Gas Natural Licuado (GNL) en gas natural han tocado el umbral mínimo en los últimos meses, mientras que el conjunto de instalaciones de entrada de gas en España se encuentra a un 31% de su capacidad máxima.

El despegue de los costes frente a los ingresos ha derivado en un déficit de 399 millones de euros en 2013, según la previsión de la CNMC. Al contrario que ocurre en el sistema eléctrico esta cifra no se tituliza, sino que se suma al déficit previsto para el año siguiente. Por lo tanto, el regulador prevé que el agujero sea este año de 800 millones, a pesar de que en los últimos años el recibo doméstico se ha encarecido en más de un 38%.

Otra particularidad del sistema gasista es que la mayor parte de los clientes domésticos ha contratado el suministro en el mercado libre, mientras que sólo un 29% permanece abonado a la tarifa regulada. En ambos casos, el mercado está dominado por Gas Natural Fenosa, cuya cuota por número de clientes es del 58%.

El futuro

El futuro a corto plazo del sector tampoco invita al optimismo. Las cifras oficiales prevén que la demanda siga lastrada por el empantanamiento de los ciclos combinados, que este año volverán a reducir su consumo de gas. El Gobierno trabaja en el desarrollo del decreto que permitirá la hibernación de estas centrales durante al menos un año, en un intento de liberar a las eléctricas de soportar sus costes fijos y reducir los pagos que reciben por su función de respaldo a las renovables. Las compañías, más pesimistas en torno al futuro del sector, demandan medidas más drásticas como el cierre definitivo de estas instalaciones si Industria no permite una parada temporal de hasta cuatro años.

El sistema también está pendiente de la situación del almacén subterráneo Proyecto Castor, ubicado frente a las costas de Castellón. La infraestructura se encuentra parada a la espera de que el Instituto Geológico y Minero certifique o no su relación con los cientos de pequeños seísmos registrados en la zona durante los meses de septiembre y octubre. Si la instalación entra en funcionamiento, el sistema deberá absorber un coste próximo a los 1.700 millones de euros en los próximos años.
Fuente: el mundo

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