Langosteira, el puerto refugio que nunca fue
Nació tras el 'Prestige' con la idea de albergar buques en peligro, y la inversión se disparó a cerca de mil millones
Con la costa gallega empapada de chapapote, Galicia estaba muy sensible y se sentía desprotegida. Las autoridades de la época prometieron a la opinión pública que tendría su puerto refugio. Así se lanza en 2003 Punta Langosteira, un proyecto caro y difícil, que acogería los tráficos del puerto coruñés ubicado en el corazón de la ciudad y albergaría barcos en peligro. El proyecto salió adelante pese a que su vecino de enfrente, el puerto de Ferrol, a solo once millas, ya había sido aprobado. La idea de refugio se esfumó y hoy Langosteira, que ha duplicado su presupuesto inicial de 479 millones, es un puerto exterior que trata, como muchos otros, de captar tráficos.
Nació con la idea de convertirse en el puerto refugio que Galicia necesitaba después del desastre del Prestige, una supuesta identidad que con el tiempo se desvaneció, sin llegar realmente a existir como tal, y la infraestructura creció (lo sigue haciendo) con una etiqueta más común en el panorama portuario gallego y español y con menos riesgos de antemano, como es la de puerto exterior. Su coste se disparó hasta cerca de 1.000 millones, el doble de la Ciudad de la Cultura, y cuando se aprobó ya se había iniciado el puerto exterior de Ferrol, a solo once millas.
Se cumplen ahora diez años del accidente del petrolero de Bahamas, el mayor desastre ecológico de Galicia que tiñó de negro toda la fachada atlántica, salpicando incluso a Francia y a Portugal. La decisión de llevar el Prestige a alta mar, cuando ya derramaba fuel, en lugar de refugiarlo en la costa (¿Coruña, Corcubión, Ares?), debate que se revive estos días en el macrojuicio, fue más que criticada durante todo este tiempo. Por ello, tras aquel fatídico 13 de noviembre de 2002, fecha del accidente, que dejó toneladas de chapapote incrustadas durante meses, Galicia estaba muy sensibilizada con la necesidad de evitar en el futuro otro accidente similar.
Entre las demandas que se recogían en los medios de comunicación en aquel momento figuraban entre otras la necesidad de definir "un puerto refugio" en Galicia, preparado para acoger barcos en peligro sobre todo en la zona de mayor tráfico de petroleros, como es el corredor de Fisterra, que convierte al arco ártabro (con A Costa da Morte como núcleo) en el de mayor riesgo de sufrir una catástrofe tipo Casón, Mar Egeo o Prestige.
En este contexto surge Punta Langosteira, en Arteixo (A Coruña), una vieja demanda (de finales de los noventa) del exalcalde de la ciudad herculina, Francisco Vázquez. Su intención, explicada precisamente en las bases del actual puerto exterior, era trasladar los tráficos especiales del centro de la ciudad a un puerto más alejado, y liberar la zona portuaria coruñesa (incrustada en el centro de la ciudad) para otros usos, incluso vivienda, operación urbanística que la crisis inmobiliaria ralentizó. Al mismo tiempo, en plena cura del fuel en las rocas, Galicia pedía un puerto refugio para evitar ver de nuevo la costa gallega teñida de oscuro.
La jugada maestra, no exenta de una cierta confusión conceptual entre puerto refugio y puerto exterior, ocurrió el 24 de enero de 2003. El por aquel entonces alcalde coruñés, el socialista Francisco Vázquez, cedió el Ayuntamiento de A Coruña al presidente del Gobierno, José María Aznar, para celebrar un Consejo de Ministros en Galicia en plena catástrofe del Prestige. Este gesto de un barón del PSOE fue un auténtico balón de oxígeno para Aznar, acosado por las críticas a la gestión del accidente, especialmente desde el PSOE.
El ahora expresidente, que aquel día anunció el Plan Galicia, se comprometió en María Pita a "analizar la viabilidad de construir un puerto exterior en A Coruña". Ese sería el pistoletazo de salida y el propio Vázquez había advertido a las autoridades del Gobierno central: "Si no hay puerto no hay Consejo (de ministros)".
No constó oficialmente en ninguna parte que sería "un puerto refugio" exactamente pero así se entendió. De hecho, el propio Vázquez hablaría en varias ocasiones de la "buena planificación de la infraestructura, que no tenía vuelta atrás". Javier Losada, siguiente alcalde de A Coruña, aplaudió que se tratara de un proyecto "irrenunciable" y Andrés Precedo Ledo, que fue responsable en la Xunta de Fraga de Planificación y Desarrollo Territorial, explicaba en su momento que Langosteira se justificaba de dos formas: "para que hubiera un gran puerto de refugio que evitase otro accidente y porque la ampliación del canal de Panamá abría nuevas oportunidades para Galicia".
Mientras el expresidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña, Macario Fernández, expresaba que no tenía problema en que Langosteira fuese "dársena de refugio", Núñez Feijóo, por aquel entonces en la Consellería de Política Territorial, sobre esa denominación de puerto refugio para Langosteira, diseñado para albergar petroleros de 150.000 toneladas, matizaba que "la Unión Europea todavía no había definido las características que debían cumplir (los puertos refugio)".
La exministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que ocupó la cartera tras Álvarez Cascos, se resistió desde el principio a llevar a cabo esta infraestructura, pero vio a luz porque la UE soltó fondos.
En abril de 2005 se iniciaban los trabajos de construcción del puerto exterior de A Coruña, en un acto al que no acudieron ni Zapatero ni Magdalena Álvarez. El coste inicial de la obra se estimó en 479 millones de euros, cantidad que posteriormente se disparó a 800 y ahora rondaría los 1.000 millones, el doble de lo invertido en la Ciudad de la Cultura y cinco veces más que el puerto de Ferrol (183 millones), situado justo enfrente, a solo once millas, y que fue aprobado antes. La construcción de Langosteira presentó dificultades técnicas por el mal tiempo; informes encargados con posterioridad indican que por las condiciones meteorológicas, entre otras, hacen que no reúna las condiciones idóneas para servir de refugio.
Una década después del accidente del Prestige, no existe un listado oficial y público de puertos de refugio. El Ministerio de Fomento aprobó el Real Decreto (1593/2010) que modifica al de 2004 y en el que consta, en su artículo 20, que la autoridad "competente para la acogida de buques necesitados de asistencia" es el director general de la Marina Mercante (como en su día lo fue José Luis López Sors con el Prestige). Será el responsable de, "según convenga en cada caso", adoptar cualquiera de las medidas para asistir a un barco en peligro, que dependerá del tipo de buque, condiciones de seguridad, tamaño, maniobrabilidad, tipo y peligrosidad de la carga, peligro concreto para el medio ambiente, seguridad de la vida en la mar, recursos pesqueros o condiciones meteorológicas. Tanteando todas estas variables, Marina Mercante debe decidir si el refugio es la mejor solución o no. Lo que sí existe, a mayores del decreto, es el Programa de Información de Seguridad Marítima (PRISMA) que maneja Fomento y por el que tiene ubicados 1.100 "puertos, fondeaderos, rías y bahías" que sirven de refugio a lo largo del litoral español; unos 80 en la costa de Galicia. No obstante, los nombres no son públicos.
Fuente: Faro de Vigo
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