viernes, 10 de octubre de 2014

NO ES NO

Prohibir el 'fracking': más de 100.000 razones
La recién finalizada recogida de firmas para prohibir el 'fracking' en la CAPV nos deja algunos temas para la reflexión.

Lo primero que cabe resaltar es el número de apoyos recibidos. Más allá de la importancia de la cifra, 103.589, es reseñable la manera de conseguirlas. La campaña, aún contado con el apoyo y la complicidad de algunos ayuntamientos, asociaciones, sindicatos y diversos colectivos, se ha basado en una pequeña legión de voluntariado. Ha sido cada una de estas personas quienes, canalizados por los diferentes grupos contra el 'fracking', han logrado, de forma anónima y altruista, difundir el mensaje entre familiares, amistades, grupos de ocio, empresas etc.

La movilización contra el fracking, según ha ido permeando diferentes estratos sociales, ha mostrado una gratificante transversalidad. Personas de diferentes perfiles, ideologías, profesiones y edades han impulsado la recogida. Los motivos para firmar han sido diversos; hay gente preocupada por los riesgos ambientales, por ver peligrar su actividad económica actual, por su salud, por el modelo energético subyacente, por el hartazgo de no ser consultados sobre temas importantes para su futuro. Cada quien ha encontrado sus motivos, y hay muchos.

La transversalidad aludida también se observa en el volumen de firmas logrado en la mayoría de municipios de Álava, donde las firmas logradas superan con creces al número de votantes de cualquier signo político (por ejemplificar, en Gasteiz se ha superado el número de votos de los dos partidos más votados en las últimas elecciones, incluso sumando sus resultados). Queda constatado que la oposición al 'fracking' ha trascendido los colores políticos para convertirse en una amplia y plural lucha social.

Reconocemos que el número de firmas conseguido no representa todo el rechazo que estamos percibiendo en la sociedad. Lo que los números muestran, en realidad, es aquella parte del rechazo que hemos podido recoger. Lo cual no es poco. Sin apenas infraestructura, sin personal liberado trabajando en ello, sin minutos de televisión, lo logrado adquiere un gran valor, al haber llegado, aunque con desigual intensidad, a todos y cada uno de los municipios. Vista la trayectoria y pese a su juventud, podemos afirmar que la lucha contra el 'fracking' está consolidada y en expansión. Además, si contrastamos las firmas obtenidas en cada municipio con la amenaza sobre cada comarca, sentimos que la oposición se extenderá según los perforadores vayan ampliando sus zonas de interés. ¿Acaso alguien piensa que se podrán hacer trabajos sísmicos alrededor de Urdaibai, como se pretende, sin enfurecer a nadie?

¿Y ahora qué?

La pelota, de momento, queda en el tejado del Parlamento y del Gobierno Vasco. Del Parlamento en la medida en la que tiene la capacidad legislativa y en manos del Gobierno en la medida en la que posee la facultad de paralizar, vía corte de flujo monetario, los proyectos de 'fracking' en los que sigue avanzando Hidrocarburos de Euskadi.

No se nos escapa que el Tribunal Constitucional puede dejar sin efecto la ley propuesta aunque se apruebe, como tampoco nos cabe duda de que si el Gobierno y el Parlamento deciden que en Euskadi no habrá 'fracking', encontraremos la manera de paralizar los proyectos. Sería lo lógico visto el clamor.

Ahora es momento de escapar de las tentaciones. Y hay muchas. La primera es escudarse en una supuesta falta de competencias. Hay una cuestión previa a esto: hay que decantarse. No es lo mismo "no podemos pararlo" que "no queremos pararlo". Porque todos a una podremos lo que nos propongamos.

Otra tentación sería enfriar el tema por temor a que el resultado de los próximos comicios municipales y forales pueda verse alterado. Y eso ya rozaría el insulto. Hay demasiada gente a la que el tema le parece demasiado importante como para dejarse enredar en estrategias electorales. Quien quiera impulsar el fracking que lo diga ya y que lo contraste en las urnas. O si se prefiere desvincular el tema de los procesos electorales, que se realice una consulta vinculante en la sociedad y de paso vamos recuperando sensaciones de participación democrática en temas de calado.

Como recientemente afirmaba la consejera de Medio Ambiente, Ana Oregi, es tiempo de hacer un debate sereno acerca del tema. Ahora mismo, lo único que impide que ese debate se pueda producir de una manera realmente relajada es que los proyectos que persiguen la fracturación ni se han detenido ni han dejado de ser subvencionados. Cuesta mantener la serenidad mientras con una mano seguimos recibiendo informes científicos que relatan el descalabro ambiental asociado al 'fracking' y con la otra recibimos los informes económicos que nos alertan de que la burbuja financiera creada en torno al 'fracking' está empezando a reventar. Y mientras vemos que, por mucho que se intente evitar hablar de ello, todos los trámites siguen adelante como si no pasara nada. Paremos todo y hablemos.

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